domingo, 5 de agosto de 2012

LA REVOLUCIÓN ÉTICA DE LOS JÓVENES DESENCANTADOS

Entre la Constitución del 78 y los jóvenes españoles comienzan a existir demasiadas promesas incumplidas, de modo que se ha instalado en la conciencia de estos últimos una especie de resistencia a la hora de reconocer la utilidad pública de tan excelso texto. Poner los medios para que los derechos de los españoles no seaN papel mojado, corresponde a los poderes públicos y es este un punto de acentuada fricción social, por el descrédito de los políticos y de sus estructuras de Partido. Existe la creencia de que la crisis es una consecuencia de la incapacidad de los sucesivos gobiernos para legislar con prudencia y acierto, y hasta en las redes sociales revolotea la unánime creencia de la complicidad de muchos cargos públicos en la creación y estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera. Esto unido a una negligente y desastrosa política de inversiones públicas (aeropuertos sin aviones, costosos edificios inútiles...), financiada por una banca suicida a la hora de aprobar los créditos, nos ha conducido a una inasumible deuda privada y a un disparatadp déficit público. Impelido por la urgencia que imponen los propios mercados, las políticas de recortes  de Mariano Rajoy agrava la situación de millones de familia, que han perdido su trabajo o han visto disminuir sus rentas, hasta el punto de dificultarles no sólo una vida digna, sino la propia subsistencia. Es en este punto donde los jóvenes se han hartado de promesas incumplidas y de verdades a medias y se han lanzado a las calles a demandar un cambio profundo en la formas de gobernar y de ejercer la democracia. El grito unánime, "No, que no nos representan, que no", que lleno las plazas de España, es ya un hecho histórico de rechazo a las políticas de los partidos y a los políticos de todo signo o ideología. En el fondo, es un grito de rechazo al Sistema. Y aunque los grupos juveniles están sin estructuras políticas y fragmentados en múltiples plataformas y asociaciones, es obvio que se da el caldo de cultivo apropiado para que cualquier iluminado, de uno u otro signo, se ponga en cabeza del movimiento y derribe un Sistema que, por otro lado, se tambalea golpeado por los casos de corrupción y el despilfarro público. Las redes sociales echan humo y el mensaje, con múltiples variantes gramaticales, es siempre el mismo: Rechazo total al colectivo político, crítica razonada o ciega a todas las decisiones del gobierno, y unanimidad en que la solución a los problemas de España pasa por una profunda depuración del Sistema, que terminará con los privilegios de los políticos y con la falta de transparencia en el ejercicio de la función pública.  Otras peticiones a las que no renuncian estos jóvenes rebeldes  son el  agravamiento de las penas para delitos financieros y la renovación total de los cuadros de los Partidos, donde los viejos nombres que llevan décadas figurando en las listas y cargos electivos desaparezcan para siempre de la vida pública. Esto es sólo un resumen crítico. El resto lo determinará la  imparable y desordenada revolución ética. Alfonso Pérez Romero.

1 comentario:

  1. Confiemos en que esta revolución termine por estallar de una vez. El sistema es insostenible. Tienes mucha razón. Mi abuela, que tiene 97 años, me dice lo que le recuerda todo esto a los tiempos previos a la guerra civil. Esperemos que esta vez la revolución sea pacífica pero sea de una vez por todas. Un saludo.

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