domingo, 21 de octubre de 2012

LOS ENGAÑOSOS CAMINOS CONCENTRICOS DE LA DEMOCRACIA

TE OFRECEN la democracia como una encrucijada de caminos políticos, pero son concentricos y todos comienzas y terminan en el mismo sitio, P.P. o PSOE, que se alternan y se alternarán en el gobierno de España por los siglos de los siglos. Esto nos lleva a la inevitable reflexión de que vivimos el espejismo de una engañosa libertad de voto que, en la práctica real, no es negada al estar limitada a dos únicas opciones políticas, con algunas formaciones minoritarias que actúan de palmeros y que dan un matiz de falso colorido ideológico a la convocatoria de elecciones. De vez en cuando, por circunstancias de voto o por el puntual descrédito de los Partidos, a estas formaciones comparsas les toca la pedrea de una coalición de gobierno y entonces se les ve el plumero político de las componendas, por lo poco que tardan en poner de acuerdos sus programas y en repartirse el botín de los cargos públicos. Se podría hablar, incluso, de traición a los votantes si los Partidos políticos estuvieran estructurados en torno a ideologías perfectamente definidas, pero hoy las formaciones no venden ideas políticas sobre la realidad y, mucho menos, mecanismos de acción que alteren el equilibrio (más bien desequilibrio) económico. De modo que construyen sus propuestas programáticas a partir de la conservación del injusto sistema existente y de la modificación de algunos puntos subordinados a la idea central (Constitución inaplicable y democracia imperfecta), de manera que todo siga igual en el fondo, con variaciones insustanciales. Así se llega al resultado de que el acto de votar es un mecanismo puramente formal, carente de sentido práctico, y sin otra connotación para el futuro político que el cambio de algunos nombres en los cargos más relevantes y la reaparición periódicas de otros que se daban por desaparecidos en combate electoral. La tediosa repetición de estas maniobras va creando un profundo desencanto en los ciudadanos, hasta el punto que se comienza a cuestionar seriamente el propio sistema de convivencia política, tal es el calado de un engaño que apenas se sustenta ya en el recurrente prestigio de la joven democracia que nos dimos, o de la Constitución que nos ampara. La gente se ha cansado de lo que podríamos definir como "mantenidos", señores que llevan 30 años en primera plana, viviendo de los privilegios políticos, alternando cargos distintos y amasando una considerable fortuna personal, bien de forma directa o a través de sociedades o del propio entorno familiar. Es la riqueza sobrevenida sin otro mérito que estar en el sitio correcto y en el momento adecuado. Parece que esos bienes no los paga nadie, pero al final la factura siempre se le pasa al pueblo. Y este tipo de escándalos económicos salta con frecuencia a los medios de comunicación, y va minando el prestigio de los políticos y la credibilidad del sistema democrático, que no se renueva a sí mismo con rostros,  nombres e ideas nuevas, y, sobre todo, implicando a los ciudadanos en la toma de decisiones. Antes bien, al contrario, estos tropiezan siempre con las mismas promesas incumplidas, el mismo mensaje falso de transparencia, idéntico desenlace de engaño en una realidad futura que pintan rosa y que enseguida se torna gris otoñal o, como ahora, de negro y proceloso invierno. En el sistema político español hay mucha gente reconvertida en escéptico, porque desconfían de quienes ostentan la representación política,  y comienza a dar la impresión de que el sistema democrático se mantiene de pie, con grietas y rezumando humedad, por pura inercia electoral. Pero les conviene andar diligentes a estos toreros políticos, que están acostumbrado a ver el toro del hambre y del paro y de las manifestaciones de protestas, desde la barrera del cargo público, porque no hay distancia ni altura que el pueblo no salve en horas bajas de un más que probable estallido social. Alfonso Pérez Romero.

2 comentarios:

  1. No se si lo conseguirás, ni fraccionado en Autonomías es capaz de ponerse de acuerdo el País, mi opción es muy distinta, soy abertzale, espero sinceramente que tengas suerte,pero para sacar la corrupción, el amiguismo y la hijoputez, hace falta gente preparada con valores y ética y sobre todo que le interese el pueblo llano, antes que su propio bolsillo, estamos gobernados por una caterva de inútiles que se lo llevan calentito, esa es la única realidad. un saludo, TrobsKy

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    1. Hay que luchar para conseguir una sociedad más justa y solidaria, y para conseguir desenmascarar a quienes han hecho de la corrupción política una profesión muy rentable.

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