jueves, 26 de julio de 2012

LAS IDEOLOGÍAS EVANESCENTES


El tango ideológico que  baila hoy  el capitalismo  asilvestrado tiene como pareja de hecho a un enigmático grupo de especuladores al que llaman los mercados.  Los mercados es una definición artificiosa y cobarde para ocultar los nombres de las instituciones y el apellidos y los rostros de los multimillonarios que le  han dado matarife y enterrado todos los sistemas ideológicos  que tenían al hombre como el centro de sus políticas igualitarias.   Hace poco más de una década, los medios de comunicación occidentales comenzaron a lanzar, de modo unánime, un mensaje especulativo sobre las múltiples ventajas de la aldea global.  Si toda unanimidad es sospechosa y condenable, esta lo era mucho más por su procedencia elitista, pero los mercados supieron vender bien la revolución tecnológica y financiera,  que interconectaría  las economías de las sociedades avanzadas, reactivando sus políticas productivas y provocando un flujo inacabable de capitales y proyectos. Era el inicio de la burbuja de capitales y de la crisis financiera. Ningún economista predijo lo que se nos venía encima, aunque ahora muchos compongan la figura mediática, tratando de conseguir un prestigio como pitonisos que no les pertenece en absoluto. Y no sólo no la predijeron, sino que muchos políticos y banqueros  la alentaron insesatamente. Hicieron un buen marketing para vender una  idea diabólica: alienar al ciudadano, hasta rebajar sus aspiraciones  a la estatura del dinero y facilitarle durante un tiempo una vida fácil, de endeudamiento progresivo, que lo haría al final  esclavo del nuevo sistema capitalista. Así sucedieron a grandes rasgos los hechos.  Hoy. el ciudadano occidental presenta una personalidad intelectualmente plana y vitalmente amorfa,   muy sensible y receptiva a los mensajes de los medios, que pueden modificar su conducta a poco que bombardeen su cerebro con un mensaje reiterativo. Es el signo de los tiempos: el hombre reducido por los medios a un estado de imbecilidad, parecido al del fumador  de opio, que flota sobre sus propias miserias sin ser consciente de ello.  Tenemos que admitir que  el hombre ya no es una proyección de su ideas  existenciales  y políticas, manifestada  en múltiples y complejos planos emocionales e intelectivos, todos sustentados por una base ideológica, en la actualidad inexistente. No hemos quedado desnudos e inermes  frente a las acometidas del capitalismo más subliminal y tirano que han conocido los tiempos. Igual que el náufrago busca el tronco que lo sostenga en la superficie del inmenso océano, el hombre actual busca y   no encuentra el soporte ideológico que le ayude a enfrentarse a su designio perdedor frente a los embates de los mercados. En las décadas anteriores, el hombre podía optar entre pertenecer a una camada de rojos revolucionarios o vivir al amparo de la sociedades burguesas. Roto el equilibrio de bloques  por la agresividad capitalista, hoy el ciudadano se encuentra indefenso y perdido en la aldea global del capitalismo. Es  sólo un instrumento productor, evaluado en función de su rentabilidad económica. Y todavía no sabe  en qué momento de su existencia entrego su  alma al diablo y su soberanía de ciudadano libre a una legión  de mercaderes obcecados por obtener cada vez más beneficios. El mundo de las ideas ha sido bombardeado por los medios,  y no ha sobrevivido ni una brizna de creatividad política que enlace al hombre con el mundo ideológico que sirvió de abrigo y de amparo a generaciones anteriores. Es cierto que en nombre de las religiones de Oriente y Occidente y en nombre de los nacionalismos totalitarios  más variopintos, millones de hombres murieron o fueron inútilmente mutilados. Pero a este exterminio genocida había conseguido sobrevivir un prototipo el hombre solidario, comprometido con su tiempo y con su gente,  que creía y cultivaba la excelencia en todas las facetas de la vida. Hoy ese hombre, de la segunda mitad del siglo XX,  ha desaparecido, y la excelencia la marcan la producción y los ingresos.  Han sobrevivido, eso sí, instituciones que se consideran directamente herederas de aquellas ideologías socialistas, liberales, comunistas o humanistas, pero que, en realidad ,languidecen en  claro contubernio explotador con los propios mercados.  Mientras  tanto, los especuladores que han inventado este sistema totalitario universal,  van reduciendo los derechos sociales, menguando el estado del bienestar, creando un mercado laboral inestable, donde o se acepta el yugo de la explotación o te excluyen y te condenan  a  sobrevivir en las cloacas del sistema. 
                                                                             Alfonso Pérez Romero

martes, 24 de julio de 2012

LA BATALLA DEL HAMBRE

Mientras el pueblo se prepara para librar la dura batalla del hambre, la batalla donde el mísero condumio requiere horas en las colas de los comedores sociales, digo que, mientras enfrentan esa  guerra desigual en la que la amenaza de inanición es derrotada con indignos subsidios y a golpes de  solidaridad familiar, hay  jóvenes que sueñan despierto con un futuro incierto, donde el negro fantasma del paro acecha detrás de cada lección aprendida u olvidada en las aulas universitarias,  mientras  otean un horizonte donde las escasas ofertas de trabajo no son  ofertas, sino  una estafa consentida por los leguleyos políticos y sus condenadas reformas, e insisto en que, mientras nuestros ancianos hacen de orfebres económicos, convirtiendo en oro alimenticio la modesta pensión de 500 euros mensuales, y, digo más, mientras aumentan el número de hipotecados a los que  despojan de sus casas y  del derecho a un futuro más digno, haciendo que lleven sobre sus desnudos hombros una deuda vitalicia, y, como no,  mientras aumentan también la lista de  madres desesperadas que no tienen nada que dar de comer a sus hijos y venden su cuerpo en calles oscuras con olor a orín y a gatos, aguantando  el vómito y el asco que produce en su piel el roce del ofidio que vulnera sus cuerpos y sus almas, e insisto en que, mientras los bancos roban sus ahorros a los ancianos con oscuras maniobras preferentes, hay   mendigos que se estremecen de hambre y de miedo y que duermen, fornican y escupen,  en los cajeros con telarañas del capitalismo asilvestrado, y digo que, mientras el desamor de una sociedad corrompida se instala en los senos en flor de tantas adolescentes defraudadas, hay  hombres que lloran sin lágrimas su impotencia  revolucionaria y constatan sin asombro que la soledad del fracaso  cabe en un vaso de ginebra, mientras acodados en la barra de un bar se beben sorbo a sorbo las cenizas de sus sueños.... Y mientras todo esto ocurre, quienes nos han traído hasta aquí, políticos, empresarios y financieros, se reparten honores,  prebendas y privilegios, ellos,  "doctores honoris causa" en ambición desmedida y en cobardía social, prohombres de las ciencias del engaño y de la especulación, santos varones que compran la virginidad fingida de cándidas doncellas con el fruto del saqueo bancario, adalides en quebrar y deslocalizar empresas, paladines de causas ganadas en despidos y prejubilaciones con el comodín de la prevaricación. Y digo que, mientras el pueblo se prepara para librar la cruda batalla del hambre, otros se frotan las manos en claro contubernio explotador, mientras hacen saltar la prima de riesgo y la deuda soberana con varias cargas de dinamita en la línea de flotación de la economía española. Que Dios los coja confesados cuando el pueblo despierte y estalle la revolución.
                                                                   Alfonso Pérez Romero.

domingo, 22 de julio de 2012

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS POLÍTICOS

El movimiento Tomemos 52 municipios se declara libre de cualquier atadura ideológica o política, comprometido tan sólo con la persona, independientemente de su edad, género, creencia, religión o raza, a la que hace el centro de su actuación pública. T52M. no recurrirá a subvenciones públicas y rechazará cualquier tipo de beneficio político que pudiera corresponderle como movimiento cívico. T52M. gestionará su ruína con total dignidad y con la aportación desinteresada de sus socios y simpatizantes. En su ideario político no tiene cabida ningún tipo de ambición personal, ya que tan sólo persigue una actuación pública honesta y transparente, que muestre que el dinero público es sagrado y debe ser invertido en proporcionar educación, salud y trabajo, al conjunto de la población. T52M. aboga por acabar con la especulación bursátil, con el trabajo improductivo, con los privilegios de clase política y se declara combativa y contraria a la externalización de servicios y a la deslocalización de empresas, sobre todo multinacionales, que tienen su sede social y su base central de negocios en España, a la que están llevando a la ruina con su política de despidos y prejubilaciones. Frente a empresarios sin escrúpulos, realizaremos campañas de concienciación social, para boicotear sus productos y bloquear sus servicios y conseguir que se cambie una legislación tan permisiva en esta materia. Coordinaremos en los distintos municipios una política común de pleno empleo, de solidaridad social, con implicación total en los problemas de la gente. Denunciaremos todos los abusos, vengan de dónde vengan, y daremos apoyo al ciudadano en su relación con las distintas administraciones, para que se respete su dignidad y se reconozcan sus derechos.

INFORMACIÓN SOBRE LOS OBJETIVOS DE T52M

T52M. nace con el objetivo de aglutinar en torno a un objetivo concreto el enorme descontento social. En una sociedad que se despeña por el abismo de la corrupción y la mentira, se hace imprescindible hacer una demostración de que, tanto en política como en ética social, las cosas pueden y deben hacerse de distinta forma. Es por tanto necesario entrar dentro de la batalla política y en nuestro objetivo están las elecciones municipales del 2014, donde lucharemos por alcanzar en las urnas un municipio por provincia. Únete, nuestra lucha es también la tuya, y porque entre todos podremos cumplir el sueño de una sociedad más justa y solidaria. Y no te olvides que los sueños, a veces, se cumplen, no siempre son escarcha que derrite el sol o ceniza que se lleva el viento.

jueves, 19 de julio de 2012

REFLEXIONES EN TORNO A UN SÓLO PARADO

El parado ante todo es uno, unidad sentimental a caballo entre Kierkegaard y Sartre, y dramáticamente responsable de la educación, alimentación y bienestar de su familia. Recalcaría el símbolo existencia "uno", ante ese alud de cifra de siete números que componen el bloque legal de parados. La mayoría suelen tener un desarrollo intelectual en proporción a sus metas, que extrañamente supera sus necesidades más elementales. Por lo tanto, en torno a estas necesidades cifra sus esperanzas laborales. Es decir, que el parado es un señor que pide muy poco: un puesto de trabajo, estable, digno y suficiente. Racionalmente estrecho, el parado es un desesperado vidente y lector de estadísticas estatales que no comprenden. Es obvio que escribo sobre el obrero desheredado culturalmente, sufrido obscurantista que perdió el tren de los estudios en la década en la que se comenzó a gestar la burbuja inmobiliaria. El parado es un deprimido gremial al que la psiquiatría del gobierno no surte efecto. Andan renqueante desde que vendió sus derechos al monstruo mítico dragón de Leviathán (modernamente, poder legislativo y ejecutivo). y como no ha leído a Locke ni a Rousseau no sabe que los vendió, bajo contrato social, para que sus representantes políticos los protegieran y los defendieran, no para que se lo anularan con historias de mercados financieros y primas de riesgo. Tampoco ha leído a Maquiavelo, Tomás Moro, Campanella, Hobbges, Nietzsche.... y conoce sólo de oídas a Marx, por eso no comprende sus propios problemas, ni sabe de qué va la crisis de deuda en este País. Se siente un lastre para la sociedad, nada de nada, como la humanidad después de que Copérnico se la jugara. El parado es uno que anda dubitativo, como el asno de Buridán, entre darse un tiro o dárselo a alguien. Vive en la duda permanente de si echarse al monte, con pañuelos de lunares y escopeta, o recorrer lo que queda del maltrecho cinturón industrial buscando empleo. Si se queda en su casa, tiene que aguantar a la santa de su señora que se queja con razón de los milagros económicos que tiene que hacer para llegar indemne a final de la semana.Y si se va a la taberna, tiene que hacer la revolución de los compadres del paro en torno a una mesa y un dominó- ¡Y es que hay que salvar al País, que el País se hunde en la ciénega de la mentira y la corrupción!. En la taberna puede tomar la prensa gratis y ojear los deportes, y es que las ofertas de empleo no saben muy bien porqué página caen. El parado no cotiza, no paga impuesto y eso tiene jodido a Montoro y a Rajoy. Es un hereje social, un revolucionario en el mediodía laboral ante un vaso de vino tinto. Es un conspirador democrático con la faltriquera vacía. Es un pecador pasando de largo ante la parroquia de la barriada, cansado de pedirle al Santo de los trabajadores que le encuentre un trabajo. Y es que no está el Santo Patrón para milagros laborales, por lo menos no para tantos. Los parados son cinco millones y medio de unidades sentimentales, por encima de Feuerbach y Marx. Alfonso Pérez Romero